sábado, 2 de enero de 2016

Todo lo que pasó en 2015


Dos mil quince ya es historia. Aunque parezca que fue ayer cuando escribía mis propósitos para el año pasado. Que no soy yo de propósitos por aquello de no sentirme mal si no los llevo a cabo pero ya ves, al final siempre caigo en ellos.

Me propuse disfrutar de la vida tras cuatro años de dificultades económicas que nos tuvieron muchas veces al borde. De la desesperación, de un ataque de nervios y de convertirnos en emigrantes e inmigrantes de una tacada.

Quería viajar mucho y lo hice. Disneyland París fue nuestro primer destino interesante del año, un viaje mil veces postergado y que ya no podía aplazarse más. Un viaje maravilloso que mereció mucho la pena solo por ver como mis hijas disfrutaban de cualquier cosa que se encontraban.

Viajábamos a Mérida y allí tuve no sólo la suerte de conocer una ciudad preciosa plagada de historia y arte,  sino de reencontrarme con una de mis mejores amigas del mundo mundial. Aunque supo a muy poco. La vida sabe siempre a poco cuando eres feliz.

Organizamos un fin de semana con amigos en El Escorial que no estaba planificado y resultó perfecto. Ya casi ni me acuerdo de los bichos y la incomodidad de la cama del bungalow :)

Tuvimos dos escapadas de novios, la primera a Lyon, donde el calor casi nos desaparece, y la segunda a Barcelona para ver a U2 en concierto. Ambas estuvieron geniales y ojalá este año podamos hacer más.

Tuve la grandísima suerte de pasear una cálida tarde de otoño por París, en uno de mis viajes de trabajo. Única vez, desde que hace dos años y medio me embarqué en esta aventura de curro, que he podido disfrutar de París de verdad.

Por primera vez en mi vida hice un viaje con mis padres. El destino fue Girona, visitando Besalú, Castefollit de la Roca, Pals, Cadaqués, Figueres y otros pueblos alucinantes. Lo mejor fue la fideuá en Pals y el helado del Rocambolesc, delicioso. Mi madre recorrió estos lugares con dificultad debido a su delicada salud y tuvo que marcharse un día antes de lo previsto,  lo cual me apenó bastante porque puse mucha ilusión en el viaje. Eso y los mosquitos tigre nos chafaron un poco la experiencia. Sólo un poco.

También hemos visitado Aranjuez pero no hemos podido comer sus famosas fresas y casi perdemos el coche porque nos dejamos las llaves puestas mientras paseábamos por sus jardines.

Hemos ido al museo del Romanticismo, al Thyssen a ver a Munch, a la Fundación Telefónica a ver a Tesla, al Palacio Real a ver los retratos, al Museo de la Ilustración, al cine de verano del Conde Duque a ver Grease, al de invierno a ver montones de cosas como Star Wars (Episodio VII) o La oreja Shaun. Hemos hecho varias rutas por la Sierra como la de Las Cascadas del Purgatorio o La Pedriza. Hemos ido a comer y cenar a sitios molones y hemos ido por fin a Faunia.

Nos han faltado aún así muchos sitios que ver y rutas que hacer y paseos que recorrer.

He tenido dos bodas de familia en las que me lo he pasado muy bien, aunque una de ellas coincidió con la famosa fiesta de malas madres y eso me hizo perderme el reencuentro con muchas de mis blogueras favoritas... Menos mal que algunas pudimos quedar el día anterior y pasar una larga tarde de 8 horas juntas... que supieron a 8 minutos.

Me he quedado con muchas ganas de una escapada con amigas al norte de Europa que espero poder llevar a cabo este año.

He recibido buenas noticias y otras malas. He sufrido alguna que otra decepción. He tenido que consolar y ser consolada. He tenido que convencer, muchas veces sin éxito. He abrazado y reído, he besado y llorado. Me he preocupado y ocupado. He tenido noches en vela y he dormido siestas divinas. He leído mucho, siendo todavía poco. 

He pasado, entre viaje y viaje, entre plan y plan, momentos bastante chungos. Momentos de bajón anímico que a punto estuvieron de meterme en un pozo sin fondo. El terrible pozo de la depresión. Bajón anímico y estrés laboral que me han provocado dolores de cabeza, ansiedad, insomnio y un nudo en el estómago cada vez que mi querido esposo me despertaba entre semana para ir al trabajo.

Qué jodido es no tener ganas de nada, que absolutamente nada te haga ilusión y saber que no puedes caer, que tienes que seguir hacia delante porque la vida ha de seguir, contigo o sin ti. Y tus hijas y tu marido te necesitan. Mientras tú sólo quieres hacerte una bola en tu cama y dormir todo el día. Sin embargo te levantas y disimulas delante de todos, de tus hijas, de tus compañeros de curro, de tus amigas. Como vas a llegar tú, que tienes trabajo, y que tienes una familia adorable, que además está sana, que tienes casa, que puedes viajar y salir y comprar libros,  que tienes a tus padres, que tienes a tu abuela... ¿Cómo vas a osar quejarte y decir que todo te parece una mierda? Por supuesto no tus hijas ni tu familia ni tus amigos sino la vida en general, carente en ese momento, de sentido.

Es incomprensible para alguien que no ha pasado por ello y ojalá que si no lo comprendes no lo hagas nunca. No me quiero imaginar a las personas que no consiguen esquivar el pozo y acaban cayendo.
Me propuse salir de aquello y, aparte de mi santo marido que siempre estuvo ahí diciendo lo que tenía que decir o no diciendo nada, me ayudó mucho el empezar a hacer ejercicio con mayor frecuencia. Es increíble el poder sanador del ejercicio físico. A pesar de que mis dolores de la endometriosis no me lo han puesto fácil, la sensación de subidón que se siente al acabar una actividad física me hacían seguir adelante y vencer la pereza de las primeras semanas. Tal es la cosa que yo, dormilona empedernida, he estado madrugando en vacaciones para ir al gym.

Tengo un poco de miedo al invierno que llega, pues el frío y las nubes no le van bien a mi estado anímico.  Voy a poner todo de mi parte, como explicaba en mi post anterior, para pensar menos y vivir mucho más. Espero que la primavera me pille con muchas horas de risas a la espalda y mucha energía acumulada.

Por lo pronto empiezo mi anhelado Curso de Escritura en enero,  ver si eso me hace ponerme las pilas y consigo acabar mi relato.

La verdad que mirando el 2015 desde este dos de enero de 2016 veo con orgullo que la cosa no fue tan mal y que todo pinta mucho mejor para lo que está por venir. Y no me refiero a las cosas que me pasarán, sino a como yo pienso vivirlas, que es al fin y al cabo lo único que puedo controlar.

3 comentarios:

  1. A comerse el 2016 como has hecho con el 15. Sabes si donde estoy. Mil besos guapa!!

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  2. Sabes como te queremos,aquí estamos y yo comprendo lo de la depresión ,siempre estaré aquí para hablar ,un besazo muy grande y las niñas se tienen que ver este año

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  3. muchos momentos buenos :D para todo lo demás... tienes Rocambolesc en Madrid (Corte Inglés de Serrano ;D)

    (parece publi, pero no, es la pura envidia porque en BCN no hay!)

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