domingo, 9 de noviembre de 2014

Inside: todo lo que llevamos dentro


Esta semana pude hacer por fin algo más aparte de trabajar cuando voy a París.

A pesar de la lluvia, que caía fuerte y rápida, a pesar de que a las 18:30 ya era noche cerrada...me armé de paraguas, botas y enorme decisión y me eché a la calle parisina camino del Palais de Tokyo. Un centro de arte contemporáneo en la Ciudad de la Luz que abre hasta la medianoche.

Iba con la alta expectactiva de disfrutar de un poco de arte, además de las fantásticas vistas desde el piso superior, pero esto último no pudo ser porque había un evento privado o algo similar. Tuve que conformarme con adentrarme en el inquietante, a la par que estimulante, terreno de su exposición temporal Inside.

No tenía ni idea de lo que me iba a encontar, aunque los túneles con forma de telaraña, hechos únicamente con papel celo (45 km de papel celo), donde reptaban estruendosamente cuerpos en silencio, presagiaban un paseo cuanto menos, extraño.

Inside reúne el trabajo de multitud de artistas contemporáneos venidos de todas partes del mundo. Con formas diferentes de entender el arte, con técnicas y discursos distintos, y una historia en común que contar a la humanidad. Se trata de un viaje por el interior de nosotros mismos. Un viaje de descubrimiento, donde sale a la luz nuestra parte más mezquina y oscura, nuestro lado más oculto que a menudo tratamos de esconder tras falsas sonrisas de felicidad enlatada.



Según se lee en el folleto de la muestra, el espacio sufre una metamorfosis a través de los artistas, de tal manera que, de una instalación a la otra, el espectador se siente dentro de las obras, algunas de ellas creadas a propósito para la exposición. Cada una de ellas nos lleva a lo más profundo de nuestro ser, a ahondar en nuestros secretos y miedos más profundos. Es un viaje físico y a la vez mental, que va de lo psicológico a lo experimental. Inside apela a las emociones que nos convierten en humanos: alegría, preocupación, miedo, horror, deseo...

Me impactó asistir a la desolación que se respiraba en cada una de las instalaciones. La lucha entre el bien y el mal que vivimos cada uno de nosotros, la desidia que nos invade y nos impide darnos cuenta de cómo somos realmente, la parte fea de nuestro yo que nos resistimos a aceptar. 

Me dejó una huella especial un vídeo dónde se veía a una familia en su casa mientras poco a poco empezaba a arder, pero ellos se quedaban imperturbables, ajenos a la realidad, y continuaban leyendo el periódico y otras cosas cotidianas, sin darse cuenta del peligro que les acecha. Representa esa ceguera que nos impide enfrentarnos a nuestros verdaderos deseos y emociones. Mientras dejamos la vida pasar y nos vamos quemando.

En una parada anterior a la casa en llamas, el espectador se encuentra con la sorpresa de ver a uno de los artistas en pleno acto creativo. Asaru Sato, artista japonés, dibuja en una pared en blanco su universo particular, plagado de rojos, órganos vitales y hombres y mujeres vistos desde el interior. Ojos, corazones, venas y penes, muchos de ellos, configuran una personal manera de mostrarse al mundo. Curioso ver al artista creando su obra en el interior de un museo.


Un espejo que te invita a pasar al otro lado, una habitación llamada Génesis, plagada de pintarrajos a lápiz que representan el momento en el que no había nada, antes de la creación del mundo, un bosque de peculiares árboles blancos, un vídeo sobre un gusano dentro de su capullo que muestra la angustia de la vida encerrada en un minúsculo espacio antes de ver la luz, fotos de unas adolescentes con máscaras de muerte que dan miedo, representando el mismo miedo de esas niñas que dejan de serlo para convertirse en adultas, un muro y montones de piedras alrededor que simbolizan las condenas por lapidación, una casa en la que llueve en el interior... El corazón en un puño y el alma acongojada a cada paso.


No sé si llegué a comprender todas las obras. Sólo sé que todas ellas me hiceron reflexionar y me dejaron con una sensación de desolación y tristeza importante. 

Y con muchas ganas de salir al mundo a demostrar que puedo con todos esos miedos y todas esas emociones ocultas.


A veces necesito tropezarme con arte de este tipo para sacudirme por dentro y por fuera, ¿tú no?











4 comentarios:

  1. Y yo que me alegro de que hayas salido del hotel tremendo en el que nos encontramos las madres cuando viajamos... porque esa soledad es dura.... Me parece fenomenal te armaras de VALOR y más en Francia que a esa hora si te descuidas duermen.....

    Me ha encantado las fotos Bego... y realmente el arte sacude... a cada cual le sacude alguno.... a mi como a tí.. el mismo estilo.

    Un beso

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  2. Como si hubiera ido contigo a ver la exposición :) Qué bien lo has contado y que gusto leerte. Gracias por compartir tus impresiones.

    Saludos desde Budapest

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  3. con el arte contemporaneo tengo sentimientos encontrados, como no sé si entiendo me pongo de mala leche, no hay manera de hacer so me gusta aunque no sepa por qué!

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  4. Totalmente de acuerdo, qué gustazo es esa exposición, no tanto por sus obras, que al ser modernas, son dificiles de calificar, sino por los sentimientos que te hacen vibrar.

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